sábado, septiembre 29, 2007

Anécdota para socavar la moral de trabajo


Imaginemos un paraíso de vacaciones en el Mediterráneo, tal como hubiera podido existir en Italia o España hace más de 30 años: una playa de arenas blancas y un cielo azul, despejado, con un resplandeciente sol de mañana. Un turista camina por la playa, disfrutando de la tranquilidad y el ambiente solitario de las primeras horas de la mañana. Pero, no tarda en darse cuenta de que no está totalmente solo: se encuentra también en este escenario un pescador de la localidad, recostado a la sombra de su embarcación. El turista siente vergüenza por esa flojera tan flagrante que viola su ética protestante, y se pregunta por qué será que el pescador está ocioso a esa hora de la mañana. En vista de que conoce el idioma local, despierta dentro de él su alma de etnógrafo y comienza a interrogar al pobre pescador, preguntándole por qué no está trabajando, como debería.


Nuestro pescador, con la cortesía y paciencia de la mayoría de las víctimas de los etnógrafos y su sed de conocimientos, contesta que hoy tuvo suerte: ya ha obtenido una gran pesca y la ha vendido al comerciante por un buen precio. En su opinión, ya ganó más que suficiente dinero por hoy. Entonces el turista se escandaliza por esta evidente falta de previsión y advierte al pescador que debe poner más atención a las eventualidades futuras: es posible que no siempre tenga tanta suerte como hoy y, por lo tanto, sería conveniente guardar dinero para los tiempos malos. Es más, el pescador debe pensar en su familia en caso de un accidente grave y debe también guardar para un posible desastre. El pescador continúa amistoso y paciente, y le explica que conoce bien su trabajo, con todos los trucos y que, por consiguiente, confía en que siempre pescará suficiente, aunque quizás no tanto como hoy. Y si llegase a suceder lo peor -¡que Dios no quiera!- no hay por qué desesperarse; después de todo, tiene muchos familiares y buenos amigos que sin duda estarían dispuestos a ayudar a su familia en caso de mala suerte.


Entretanto, turista ha pasado de etnógrafo a experto en desarrollo: comienza a describir un futuro brillante, espléndido, para el pescador, con tal que éste demuestre estar dispuesto a aceptar la orientación de su benévolo asesor. El pescador no tiene sino que utilizar su tiempo al máximo, en lugar de permanecer ocioso; así podría pescar más cada día. El dinero extra de esta pesca se podría invertir en modernos equipos para pescar aún más y así obtener más ingresos adicionales. De esta manera, el pescador podría invertir más dinero y eventualmente comprarse un buen barco, y así sucesivamente... Después de algunas fantasías más, el experto en desarrollo en potencia ya se está imaginando la compra de helicópteros propios para llevar suministros frescos a la cadena de restaurantes de lujo especializados en pescado.

La paciencia de la víctima de tan buenos consejos comienza a desvanecerse. Interrumpe al turista para preguntarle por qué debe pasar tanto trabajo para semejante desarrollo. En este punto, el desarrollista amateur se siente triunfante: "Si logras todo esto, tendrá suficiente dinero para hacer todo lo que quiera el resto de su vida". "Eso está muy bien - le contesta el pescador - pero eso es lo que ya estoy haciendo"...

Escrita por Heinrich Böll

martes, septiembre 25, 2007

La economía de hoy es la mecánica celeste de un mundo inexistente

Una freakada de economistas....por Paul Streeten

jueves, septiembre 20, 2007

V de Vivienda

miércoles, septiembre 19, 2007

Puzzle


"no hi ha ciència sense energia, no hi ha energia sense naturalesa, no s’extreu energia sense humanitat i la humanitat no funciona si no hi ha un cert ordre social...ciència, naturalesa, humanitat i societat, quin trencaclosques eh?"

"no hay ciencia sin energía, no hay energía sin naturaleza, no se extrae energía sin humaidad, y la humanidad no funciona sin un cierto orden social... ciencia, naturaleza, humanidad y sociedad, menudo rompecabezas verdad?"

Valores

domingo, septiembre 16, 2007

El dia sense cotxes

martes, septiembre 11, 2007

Consumo consciente (III)


Por otro lado, encontramos el consumo como fin de todo un sistema económico que se ha estructurado cavándose su propia tumba: el sistema necesita crecer, para crecer se necesita cada vez más consumo, y para que consumamos más necesitamos más recursos y energía, pero, muy a pesar de los fundamentalistas del crecimiento capitalista, el planeta es finito, y con él sus habitantes y los recursos de los que éstos se abastecen para cubrir sus “necesidades”. Así pues, el segundo nivel de consciencia tiene que ver con el descubrimiento de todo lo que hay detrás de los bienes que se nos ofrecen. Si el primer nivel era el “despertar”, a este lo podemos llamar “explorar”. Una vez sentimos la necesidad de cambiar nuestros hábitos llega la hora de descubrir porque teníamos esa sensación de despropósito. Llega la hora de darse cuenta de que estamos alimentando un sistema que basa sus razonamientos de “bienestar” humano en unas teorías económicas irracionales, que pretenden extrapolar unos niveles de despilfarro energético y material cada vez a mayor escala, porque el crecimiento económico nos lo impone. Cada vez más plásticos y derivados del petróleo, más coches, más consumo energético, más “comodidades” enajenadoras de los individuos, cada vez más gasto energético y material para mantener a los sumisos en casa o en núcleos sociales pequeños para así impedir cualquier tipo de cohesión social, cada vez más irracionalidad en un mundo que, ahora más que nunca (aunque no nos lo parezca sentados en la poltrona de la comodidad), necesita de un tejido social que sea capaç de reivindicar un uso de los materiales y la energía más racional. El consumo consciente pasa por entender que cada acto de consumo, cada cosa que compramos o, mejor, dejamos de comprar conlleva unas repercusiones sociales y ecológicas en un país y a unas gentes que nos son totalmente ajenas, pero que son, como nosotros, personas.

Ruben Suriñach Padilla
05 setembre 2007

viernes, septiembre 07, 2007

Consumo consciente (II)

Si nos centramos en el consumo como medio para alcanzar una meta, debemos despertar del letargo inconsciente para darnos cuenta de cómo estamos actuando. Ésta vía de consciencia tiene mucho que ver con el desarrollo personal; uno se empieza a dar cuenta que ciertos actos diarios los hace por condicionamiento social y que cada vez menos satisfacen sus aspiraciones, por lo que a cada acto encuentra vacío. Habrá gente que nunca llegue a tener esa sensación porque son capaces de vivir en la inconsciencia de forma consciente y ser felices, pero habrá mucha otra que una vez abra la puerta del cognos ya no podrá cerrarla nunca más, y cuando esto ocurra, lo que uno debe hacer es sentir curiosidad en lugar de carga o miedo, porque la curiosidad nos permite llegar hasta los lugares más insospechados del conocimiento de forma alegre y despreocupada, mientras que el miedo solo engendra inseguridad, y la culpa rechazo. Volvamos a ser niños para husmear en ese mundo inhóspito que es el consumo; hablemos distendidamente con los vendedores, informémonos de qué compramos, exploremos las posibilidades de satisfacer una misma necesidad sin gastar ni un euro, ¿seguro que hace falta gastar cada vez que necesitamos algo, o realmente eso es de lo que nos han convencido? ¿Acaso no hay multitud de formas de recreo gratuitas que restan ocultas a nuestros ojos a causa del velo del consumismo? La curiosidad puede con todo, abre todos los velos y te descubre infinidad de posibilidades inexploradas. Y, sobretodo, no temamos ni nos obsesionemos con las contradicciones, siempre estarán ahí mientras este sistema sea el que nos rodee; uno siente cuando está dispuesto a cambiar, no es una obligación, sino una sensación: un sentimiento de ganas de conquista amparado por el manto de la buena causa que mana de la voluntad de vivir en un mundo mejor. Por lo tanto, el consumo consciente y el desarrollo personal van muy unidos, y muchas veces la respuesta al segundo es el primero porque te libera de muchas cargas mentales, de tiempo y de falsas necesidades.

miércoles, septiembre 05, 2007

Consumo consciente (I)


¿Qué es el consumo consciente?

Sé que parecerá, como punto de partida, una idea ya más que mascada; un concepto que lo único que pretende es roernos la consciencia para culpabilizarnos de los males de todo el mundo y de nuestro entorno, que es una herramienta para movilizar masas a base de mala consciencia… Pues no hay nada más alejado de la verdad de este concepto, porque, precisamente, el consumo consciente pretende ser un canal informativo para que cada uno de nosotros disponga de las herramientas adecuadas para decidir como consume. Me explicaré.

Lo que se pretende con ésta idea no es culpabilizar a la gente, sinó más bien al contrario: provocarle curiosidad respecto a esos actos diarios que se dan por senado pero que en realidad son inercias sociales que en muchos casos no decidimos por nosotros mismos. No es solo comprar esto o lo otro. La idea del consumo consciente va mucho más allá: el consumo está en todas partes; cómo me desplazo, cómo cocino, cómo me divierto, cómo comparto tiempo con mis seres queridos… En cualquier situación rutinaria existe el elemento consumo que es un medio para llegar a el fin de la satisfacción de necesidades, pero al mismo tiempo es el fin que justifica muchos medios productivos (debemos hacernos la idea de todo lo que hay detrás de la provisión de cada bien y servicio que vamos a consumir). Así que, por una parte, el consumo como medio es básicamente un elemento socialmente construido, mientras que el consumo como fin sustenta una determinada estructura económica (continuará...)

Ruben Suriñach Padilla
05 setembre 2007

domingo, septiembre 02, 2007

War


Until the philosophy which hold one race superior
And another
Inferior
Is finally
And permanently
Discredited
And abandoned -
Everywhere is war -
Me say war.

That until there no longer
First class and second class citizens of any nation
Until the colour of a man's skin
Is of no more significance than the colour of his eyes -
Me say war.

That until the basic human rights
Are equally guaranteed to all,
Without regard to race -
Dis a war.

That until that day
The dream of lasting peace,
World citizenship
Rule of international morality
Will remain in but a fleeting illusion to be pursued,
But never attained -
Now everywhere is war - war.

And until the ignoble and unhappy regimes
that hold our brothers in Angola,
In Mozambique,
South Africa
Sub-human bondage
Have been toppled,
Utterly destroyed -
Well, everywhere is war -
Me say war.

War in the east,
War in the west,
War up north,
War down south -
War - war -
Rumours of war.
And until that day,
The African continent
Will not know peace,
We Africans will fight - we find it necessary -
And we know we shall win
As we are confident
In the victory

Of good over evil -
Good over evil, yeah!
Good over evil -
Good over evil, yeah!
Good over evil -
Good over evil, yeah! /fadeout/