Julien, Tifenn and me, what a story...

 

Tifenn

 

Julien

 

Tifenn

 

Julien

 

Tifenn left

I keep my words for you Tifenn, in a paper written with the ink of my boiling blood... 

Julien left...

I there is someone in whom I could trust it is him, if there is someone pure in his heart it is him, if there is someone who never judges and never hates it is him. Julien, I will miss you. 

Happy birthday to me

να ζήσεις Ruben και χρόνια πολλά , μεγάλος να γίνεις με άσπρα μαλλιά , παντού να σκορπίσεις της γνώσης το φως και όλοι να λένε: "να ένας σοφός!"

May u live Ruben kai many years,may u become old with grey hair and may u spread the wisdom's light and everyone say " here's a wiseman" 

9th June 2006

We were at the top. It was five o’clock in the morning. We were waiting for the sun to rise on a lost and ideal place in the roof of a lost building somewhere between the Liffey and the North Pole. Dublin was at our feet: it was a very symbolic moment, because us, our group, we have taken all the juice of this small apple called Dublin, we have thrown the best and the worst of us to the streets of the city, and at that moment we were at the top of it, we were watching it from a higher view and it was a moment to remind us that we really lived there. The craze has been our faith for every single night and the purest “I don’t care!” has been our Bible. Who can go into the flat of a Chinese and put an egg in his bed and take his computer to the corridor without being seen? Who can go into a hostel and steel a big blanket without being stopped? Who can run through O’Connell hugging a yellow friend being chased by a big black bouncer? Who can go into a pub and start serving her own pints in front of the barman? Who can brake into a hotel and call to France? Who has such a freedom to go from the bisou soiree to the naked party? Who can dance alone in the middle of Temple Bar Square in front of the crowd? Who, and please tell me if you know, has had more crazy nights than us in this drunken city? No one. There, sitting on that roof I remembered all these days that won’t come back, but I had no regret there, because we have lived our life with no worries and no restrictions, we learnt to be free and to keep this idea always in mind. I don’t know how you imagined Dublin before coming, but I’m sure we run over all our wishes, we have done things we would never expect, we have discovered a big part of us, for the best and the worst, and, above all, we have learnt who we are. Nothing could happen at that moment because it had to be like that; everything, every single minute was in perfect harmony with us and with our thoughts. And Dublin was there, with all its charm, with all its coldness, showing us a sun that we always yearned but that had always been there. 

9th June

 

9th June

 

9th June

 

Mi mundo

Tocaba desayunar: todas las mañanas me presento más o menos puntual (eso depende de la manera de ser de cada uno, yo por naturaleza soy puntual) a uno de mis encuentros reflexivos en cualquiera de los acogedores jardines que aliñan mi tejido utópico. En ellos siempre hay alguien dispuesto a retar-te con un nudo filosófico, con un problema de actitudes humanas o abierto a compartir sus más profundos pensamientos sobre la naturaleza y la belleza de las cosas. En estas diariamente-renovadas conversaciones encuentro comprensión y estímulo mental y es siempre una buena oportunidad para empezar a trabajar y tocar el corazón de alguna alma.
Después de unas intensas horas de reflexión y con aun alguna duda sobre la última conversación rondándome la cabeza, decido dedicar unas horas más a la Madre. Obviamente tenemos que comer y vestirnos (aunque la gente tiene libertad para mostrar su cuerpo desnudo si cree que enriquece a los demás). Así pues, con música y pensamientos acompañándome a cada paso, me dirijo a esa pequeña granja donde yo y unos compañeros más acostumbramos a encontrarnos para enriquecer la Tierra, honrar la Naturaleza y, de paso, obtener alimentos. Como harían esos Auténticos hombres de las lejanas tierras australes, nosotros agradecemos cada día a la Tierra los bienes que nos proporciona y recogemos sus frutos. Aquí también tienes la oportunidad de hallar esa gratificación que, a pesar de estar asegurada, nunca sabes bien cuando ha de venir. En realidad es bien sencillo si sabes que tan solo viendo una nueva semilla brotar y convertir-se en planta ya la puedes obtener…
Normalmente en la granja es donde acostumbro a comer, con buenos manjares siempre regados del buen vino, y con mi familia o con aquellos amigos del alma que no permiten a la tristeza asomar.
Llegados a este punto del día seguramente ya te han dado el toque de alegría y, posiblemente, tu también has tocado algún corazón, pero es que esta tarea aquí no se ve como un trabajo a llevar a cabo, simplemente te hacen y haces feliz, sin darte cuenta, y ello implica estar rodeado permanentemente de un cálido mar de comprensión humana sin ninguna pena ni mal pensar, pues tu entiendes al mundo y éste te entiende a ti.
El día sigue. Con el estómago lleno y el sol sonriente toca gozar de uno de esos momentos de autorreflexión y profunda meditación: es el momento de la expresión artística. Así pues, me dirijo a uno de los muchos talleres que salpican graciosamente la idilia y sumergido en migo mismo empiezo a dar forma a una pieza de barro, sigo ilustrando una pintura o dejo que mi voz entone esas melodías que salen fluyendo del alma, y canto durante un rato. Una vez finalizadas las obras se regalan a las calles de la ciudad y a los lugarcitos públicos, aunque nada nos obliga a hacerlo y siempre puedes optar por poseer una obra muy preciada.