Fragmentos

04-08-2005 Posada la Casita (Ciudad Bolivar)

Después de un viaje de ocho horas y un largo camino rozando Los Llanos, llegamos a Ciudad Bolívar, capital del Estado Bolívar; ciudad portuaria construida a lo largo del Orinoco, bello e inmenso río que el corazón de Venezuela baña. La llegada, como era de prever, un poco caótica. La citada ciudad, muy lejos de ser una gran metrópoli, alberga los coches, mercadillos y hoteles mas pintorescos (por no decir un adjetivo despectivo, ya que aunque parezca un defecto tiene su encanto y el entorno esta estrechamente vinculado a una forma de vida). Los venezolanos en general son gente feliz; no importa habitar en un país rico y saber que casi nunca podrás llegar a gozar de esa riqueza, porque como dice la canción: “!Yo me quedo en Venezuela porque yo soy optimista!”. No importa que el país caiga una y otra vez en la miseria, ellos viven su vida y siguen adelante. Creo que mucha gente esta desencantada del modelo de desarrollo occidental, ya que por mucho que lo persiguen siempre acaban mal, es mas fácil asumir que la suya es otra forma de hacer, vivir, sentir la vida, y que ahora y siempre quieren ser felices...y cuando uno viene y les pregunta:”Pero no quieres el nivel europeo?”, ellos responden:”Pero acaso me falta comida pana?”. Y así la vida sigue, sin más objetivo que la vida misma. Y claro que los coches caen a trozos, pero acaso no van? Y quien va a arreglar los papeles del seguro cuando dos carros choquen?

Recuperando la descripción de la capital, Ciudad Bolívar, ciudad fluvial cuyo grueso de manzanas no llega a cinco desde la orilla del río, donde todas las calles son un mercado, donde la funcionalidad de los bancos brilla por su ausencia, donde la esencia de “republica bananera” se respira en el aire y, sobretodo, donde la vida fluye sin complicaciones, ni nervios ni estrés...Que son mas pobres? A lo mejor, pero seguro que nadie necesita un psiquiátrico.