jueves, diciembre 14, 2006

Promised Land

¿Cuántas gestas se han derrochado en busca de la Tierra Prometida?
¿Cuántos hipócritas nos han intentado convencer de que hay una Tierra Prometida que solo alcanzaremos cuando muramos y desaparezcamos de éste infierno terrenal? ¿Cuánta muerte y destrucción ha tenido que aguantar la naturaleza en nombre de la Tierra Prometida?
¿Cuánto lastre ha tenido que aguantar ésta bella palabra y cuánta perversión se conjugado a su alrededor?No diré que estoy frontalmente en contra de esos dogmas que han tenido, y todavía tienen, un peso importante en la historia, porque sería poco inteligente. Pero si creo necesario hacer la siguiente reflexión: en todos los dogmas creados que han sido capaces de mover a las masas siempre se ha prometido un lugar donde vivir en paz, fuera del alcance de las almas corruptas sumergidas en la agonía de la banalidad terrenal. Esto se puede interpretar, a grandes tiros, cómo la búsqueda de la paz con uno mismo alejado de influencias ajenas, evitemos buscar parajes concretos donde la felicidad nos será asegurada. La Tierra Prometida está dentro de todos y cada uno de nosotros, solo es cuestión de saber encontrarla. En una cosa hay coincidencia: para encontrar el Zyon que todos llevamos dentro hace falta ser capaz de aislarse de este mundo de materialismo, hace falta sumergirse en lo más profundo de la propia realidad espiritual y obviar lo que pasa a tu alrededor y que puede llegar a confundirte. Es imposible encontrarse permanentemente en este estado de semi-extasis ya que la interacción con el mundo que nos rodea es inevitable (y en realidad tampoco es tan dura), es solo que de vez en cuando viene bien perderse en el aire, en el agua, en las hojas… perderse en la inocencia de las cosas, en la pureza de las sonrisas, en la preciosidad de los sonidos, en la sinceridad de los colores… No hace falta ir tan lejos para encontrar la Tierra Prometida, porque ésta se encuentra en nuestras mentes, solo debemos dejar que nos encuentre. Posted by Picasa